Imaginen a un perro de la raza pastor alemán atado a una valla.
De repente un individuo, correa en mano, comienza a atizar al cánido con todas sus fuerzas.
El animal -y nos referimos al perro-, no tiene escapatoria, y sólo tiene la opción de chillar de dolor y de ladrar a un hombre que, en ese momento, ha dejado de serlo.
Pues bien, esta escena ha recorrido durante estos días las televisiones de todo el país, sobrecogiendo a todo aquel con un mínimo de sensibilidad.
Maltratador con suerte
El maltratador, un vecino de la localidad coruñesa de Ribeira, tiene nombre y apellido: Juan Lado.
Pero además, tuvo mucha suerte:
Las imágenes fueron grabadas por Federico Real, un veterinario de la localidad, en junio de 2004.
En esas fechas, apalear a un perro era considerado como falta administrativa, por lo que la administración se limitó a requisarle los animales, llevarlos a una perrera e imponerle una multa de 6.000 euros.
"Si Lado hubiera maltratado a su perro a partir del 1 de octubre de 2004, se le habría aplicado un párrafo que se introdujo en el Código Penal y que tipifica penas de tres meses a un año de cárcel", ha matizado Nacho Paunero, presidente de la asociación protectora de animales El Refugio.
Desde esa fecha -el 1 de octubre de 2004-, hasta mayo de 2005, se iniciaron 398 procedimientos por maltrato a animales domésticos.
Ovacionado
A la atrocidad de las imágenes cabría añadirle un agravante: el apoyo popular al maltratador, y el rechazo hacia el veterinario denunciante.
"Lleva 35 años viviendo aquí y nunca ha tenido problemas con nadie excepto con ese veterinario (...), si el perro se comía a las gallinas, hay que pegarle para que aprenda", gritaba una vecina de la localidad -en declaraciones recogidas por La Voz de Galicia-.
Lo cierto es que las desavenencias entre veterinario y maltratador, entre Real y Lado, venían de hace cerca de un lustro -como consecuencia del paso por un camino-.
De hecho, ayer mismo se vieron las caras en un juzgado por unos hechos que nada tenían que ver con la salvaje grabación.
"Las personas que increpan a quien denuncia son insensibles, incongruentes", ha afirmado Paunero, quien ha aportado un dato tranquilizador: "Hay animales domésticos en el 50% de los hogares españoles, y en la gran mayoría de los casos el trato es bueno".
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